domingo, 18 de agosto de 2013

¿Buscan a Jesús de Nazaret?, ¡No esta ha aquí, ha resucitado!



El misterio pascual: la pasión muerte y resurrección del Señor Jesús, contemplado en el designio salvador de Dios, había sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, que libera al hombre de la esclavitud del pecado. Cristo ha muerto por nuestros pecados según las escrituras.

La reflexión o los estudios sobre estos acontecimientos fundamentales para  nuestra fe, han suscitado una serie de opiniones muchas de ellas de acuerdo a la doctrina cristiana y otras en contra de ella.

Algunas aproximaciones erradas sobre estos misterios tienen como base la concepción que tienen de Dios: castigador, legislador, indiferente a las realidades humanas. Si partimos de esta aproximación es lógico que nuestra mirada de la entrega amorosa y la fuerza de la resurrección de Jesús no nos lleven a una comprensión honda de estos misterios y sus consecuencias.

La Encarnación del Hijo de Dios, su presencia en nuestra historia y su entrega por la humanidad, contradicen estas visiones erradas pues vemos que Dios, que por amor creo al hombre,  por amor decide salvarlo para siempre del pecado. La escritura nos dice: Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó  a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en El no perezca,  sino que tenga vida eterna (Jn. 3,16).
 El Señor que sabía desde el inicio su misión, manifestó a lo largo de su vida pública el plan salvífico de su Padre, manifestó el verdadero rostro de Dios, El que es Dios, nos reveló el actuar de Dios, su ternura, su misericordia y bondad para con todos los hombres, dio un sentido redentor al dolor, asumió en todo nuestra humanidad para poder reconciliarla. 

La entrega de Jesús en la cruz, no fue el final de su misión, Dios no podía quedar sepultado, vencido por la muerte. La  Resurrección,  es el gran acontecimiento que muestra el triunfo del amor, es un acontecimiento real, que tuvo manifestaciones históricas comprobadas como lo atestigua el Nuevo Testamento (1cor 15, 3-4), no es un mito, la tumba vacía es un primer elemento, junto a las apariciones que hizo el Señor a sus discípulos quienes,  después de una prueba explicita como en el caso de Tomás, aceptaron con  fe  esta gran Noticia.

La resurrección nos llena de esperanza, nuestra vida es iluminada por este acontecimiento, nos hace fuertes, nos ayuda a ver nuestra realidad y vivirla cada día con una mirada de Dios, de eternidad.

El Señor Jesús es modelo para nosotros nos muestra con toda su vida el valor del amor, su ternura, la solidaridad con los demás y la esperanza, ser hombres de esperanza para este mundo que tanto lo necesita, ser portadores de esta gran Noticia.


La Resurrección de Cristo ilumina con una luz nueva estas realidades cotidianas ¡la Resurrección de Cristo es nuestra fuerza! 

SS Francisco